El Salado Consotá es un sitio arqueológico con un gran valor histórico, cultural y biológico, que se encuentra a las afueras de la ciudad de Pereira en el centro occidente de Colombia. En él se encontró un pozo de agua salada, que a través de la historia se convirtió en un punto de encuentro para diferentes sociedades. Investigaciones realizadas en el lugar revelaron que ha contado con presencia humana desde hace alrededor de 10.000 años. 

Los primeros habitantes eran cazadores y recolectores que utilizaron el agua salada para su consumo, sIn transportarla a grandes distancias. Hace 2500 años los indígenas utilizaron recipientes de cerámica, los cuales facilitaron la extracción y transporte de la sal. Esto dio como resultado el asentamiento alrededor del lugar y la creación de redes de comercialización. 

En el siglo XVI, durante la conquista, los españoles empezaron a explotar el Salado debido a que la sal era un mineral muy preciado, y además porque no había muchas fuentes para extraerla en la provincia. Para finales del siglo XVII, la ciudad de Cartago fue reubicada debido a la poca producción de oro y el colapso demográfico de los quimbayas. A pesar de esto, el abandono de la zona no fue total, la producción de sal fue fundamental para activar caminos regionales y para mantener la circulación de personas donde luego se fundaría la ciudad de Pereira.

Después de la independencia en 1819 se presentó una oleada de colonos en busca de tierras. A raíz de esto se formaron pueblos y nuevos caminos y se reactivó la explotación de la sal de forma más tecnificada, consolidándose como una de las actividades económicas más importantes de la región. Diferentes compañías, como la “Compañía de la Salina de Consotá”, explotaron el Salado durante la primera mitad del siglo XX, hasta que la extracción de la sal de Zipaquirá convirtió inviable el negocio. Los menores costos y
mayor calidad eliminaron las posibilidades de competir frente a una industria más tecnificada.

En septiembre de 1998 se inició la construcción de un proyecto de vivienda en un terreno ubicado junto al río Consotá. Durante la adecuación del terreno se encontraron fragmentos cerámicos, lo cual llevó a que el proyecto fuera puesto en pausa y se empezaron exhaustivas evaluaciones e investigaciones.  

En el 2003, investigadores junto a pobladores de la zona, se lanzaron en la búsqueda del manantial de agua salada. Se realizaron diferentes pozos y se testeo la salinidad del agua. Después de una búsqueda exhaustiva se encontró un ojo de agua salada y un horno de ladrillos para la extracción de la sal.

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Desde que se realizó el descubrimiento de este sitio se han venido llevando a cabo investigaciones en diferentes áreas que han dado como resultado importantes hallazgos, entre los cuales se encuentran:

En el salado se han identificado microorganismos extremófilos, es decir, que viven en ambientes extremos, en este caso en un ambiente con alta concentración de sales perjudiciales para la mayoría de formas de vida en la tierra.  Se encontraron en total 31 grupos de microorganismos pertenecientes a los reinos Bacteria, Archaea y Protista. Incluso se encontraron dos especies y dos géneros nuevos de microorganismos, es decir que no han sido reportados en ningún otro lugar del mundo.  Su estudio es de gran importancia para el desarrollo de la biotecnología.

A través del  hallazgo de una acuarela hecha en 1852 por un acompañante de Comisión Corográfica llamado Henry Price, se pudo determinar que las salinas del Consotá,  estaban en pleno funcionamiento años antes del establecimiento del poblado de Pereira (1863). 

En las cercanías del lugar se encontraron vetas de oro, oro en aluvión en el lecho de la quebrada y una mina de cobre. Ambos metales fueron aprovechados por las culturas prehispánicas para la elaboración de orfebrería, y por comunidades más recientes.

En el suelo alrededor del salado se han encontrado 6.400 fragmentos de cerámica y 2.368 instrumentos líticos, es decir, instrumentos de piedra, además de elementos metálicos; vidrio; loza; ladrillo y fauna. Muchos de estos restos fueron estudiados y a partir de pruebas de carbono 14 se pudo determinar que en el sector hubo presencia humana desde hace 10,376 años.

En la zona del Salado Consotá se encontró junto a un pozo de agua salada, un horno de secado, que fue utilizado para someter a fuego las vasijas de agua salada y poder extraer la sal. Su uso se calcula hacia mediados del siglo XIX y principios del siglo XX.

Se realizó un inventario para identificar textos, ilustraciones y mapas sobre el Salado del Consotá y la región en la que se encuentra. Los hallazgos de estos documentos representan un gran avance en la reconstrucción de la historia de la región y permite poner en valor la importancia que ha tenido este lugar como testigo de diversos periodos y procesos históricos a lo largo del tiempo. Puedes conocer el inventario aquí y descargar los archivos anexos haciendo clic aquí.